Uno de los aspectos más notorios en México es que a partir
del porifiato, nuestra cultura se basó en una mezcla de las demás culturas
extranjeras, principalmente de la francesa, por la cual Porfirio Díaz sentía un
gran amor y admiración. Esto es notorio inclusive hoy en día, ya que muchas de
estas herencias se han mantenido en el país, a pesar de ser ajenas a este.
Esta imitación tenía una gran importancia, ya que era del
agrado de las elites de México, las mayores clases sociales, las cuales en su
mayoría, eran extranjeras, principalmente europeas e inglesas, y tener una
cultura que ellos apreciaban sería de gran ventaja.
El
Teatro
Los teatros de mayor importancia en esta época en la ciudad
de México eran el principal, el Virginia Fábregas y María Guerrero, siendo este
último uno de los destinados para la clase baja o los pelados en donde la
atracción principal eran las escenas llenas de palabras altisonantes y
vulgaridad.
El
Cine
El cine fue otras de las atracciones llegadas desde el
extranjero. Este cine era de escenas demasiado breves, como por ejemplo alguna
escena de revolución que apenas duraba unos pocos minutos. Al comienzo ese cine
era únicamente presentado para los que se encontraban en las clases altas, pero
con el paso del tiempo las entradas bajaron sus costos y con ello el cine pudo
ser apreciado por las clases de menor estatus económico.
Corridas
de Toros
Dentro de los pasatiempos de la sociedad mexicana
revolucionaria se encontraban principalmente las corridas de toros las cuales
se fueron popularizando y perfeccionando, aunque era el espectáculo más
cotizado de la época, más sin embargo mucha gente se las ingeniaba para comprar
las entradas que variaban según la posición.
Deportes
Los deportes no son la excepción del influjo extranjero, por
ejemplo, el futbol en México apareció en Pachuca en 1902 cuyo equipo estaba
conformado por una plantilla de mineros ingleses y posteriormente se formaron
nuevos equipos y se inauguraron los primeros deportivos para practicar el nuevo
deporte, que hasta la fecha sigue siendo el predilecto de la nación.
Vestimenta
En cuanto a la vestimenta, los ricos solían usar grandes
sacos, que les llegaban casi hasta las rodillas, y era muy común que tuvieran
consigo un pañuelo. Para ocasiones
informales usaban la levita, frac, esmoquin y sacos en tweed, generalmente en
tonos como blanco, negro, gris, verde oscuro y azul. Siempre usaban un
sombrero, según el caso. Estos eran de coma, bombín o “canotier”.
En cuanto a los indios y campesinos, ellos solo solían
portar una simple camisa y pantalón blancos, pero esto no fue sino hasta 1887,
ya que antes los indios y mestizos solo solían llevar un calzón de mata, y con
la meta de mejorar esta imagen, comenzaron a multar a quienes no se cubriesen
con pantalón. Más tarde comenzaron a llevar sombreros de ala ancha y
paliacates, y en algunos casos sarape de colores.
En cuanto a las mujeres, ellas debían vestir con decencia,
portando largas faldas, usualmente blancas, y en algunos casos de colores,
además de blusas recatadas en tonalidades sobrias. La mayor diferencia entre
las vestimentas de las clases, era la opulenta falta de anillos, relojes, y diversos accesorios, así como la calidad de
la seda.
En esta etapa surgieron las “adelitas”, mujeres que
participaron en la revolución mexicana ayudando como enfermeras, ayudantes,
cocineras y en la mayoría de los casos, junto a sus maridos mientras estos
avanzaban.
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